Resumen de una fugaz visita a Mallorca.

En sólo 3 días...:

-Unos 12 expressos. Illy, o Lavazza en su mayoría (difícil encontrarlos de vuelta a casa:-( )

-Algo de fruta. Manzana, naranja, caquis... ¡que no se diga!.

-Unas croquetas de jamón, por las que no habría merecido la pena cruzar el charco, pero cumplidoras.

-2 cocas de patata (están de vicio, probadlas!!!).

-1 ensaimada (a ver cual es el croissant valiente, que se atreve con una de estas...).

-1 pecaminoso pastel de chocolate y nueces.

-1 menú degustación de 9 platos que próximamente relataré con mayor detalle.

-Tropecientas galletas eco Gori de Muro.

-Como unos 30 tomates secos en aceite, con kilotones de Brie de Meaux afinado o Cambozola.

Cmabozola y tomates secos en aceite que en el mercado de Soller, venden a  granell.

-Un bocata hipercalórico con todo lo anterior y sobrasada (de esos embutidos que me hacen suspirar).

-Una regulera "spanish omellette" con vistas al paraíso.

-Fritada de berengena y alcachofa + con una alcachofa rellena + entrecot XL.

-1 helado artesano de Figa y Chocolate...

Todo esto regado con litros de vinos varios, una cocacola para la tortilla, que es el mejor maridaje tras el café cortado (además de una de las escasas ocasiones en las que hago uso de dicha bebida) y algún que otro espirituoso.

¡A ver ahora quien se mete en el bañador!

Sus dejo con fotos de alguna de las actividades que servían para bajar, parte de lo que  iba engullendo a lo largo de lo tres alegres dias que duró este viajecillo:

Vistas a la Tramuntana desde la ventana de mi habitación en Valldemossa, uno de los pueblos más pintorescos y encantadores que he visistado.

Visitar los mercados es uno de mis pasatiempos favoritos y este, en el barrio de Santa Catalina, ofrece la posibilidad de palpar calidad en medio de un cosmopolita remanso de paz.

Pescados en Sta. Catalina.

Festival de colores y aromas en los puestos de frutas y verduras.

En el propio mercado, una de las mejores tiendas de vino que he visitado. Lo más sorprendente, ha sido observar que, entre tantas referencias, habría muy pocas que NO me llevaría a casa.

Restaurante/hostal C'an Marió en Valldemossa. Encantador local "decimonónico".

Belleza belleza y más belleza.

¿Lo mejor?. Pues pasear con calma por el mercado de Sta. Catalina, contemplar el ir y venir de los  habitántes de Valldemossa -efímeros en su mayoría- visto desde una terraza, el bocata que aparece en la imagen tamaño grande, una botella de Venus 2.006, el regalo para la vista que ofrece el paisaje mallorquín y la compañía durante el menú degustación.

Los mejores lugares suelen ser "Hidden Place":

NOTA PERSONAL: Jamás volver a dejar la cámara buena en casa ;-)